Desgraciadamente, a pesar de los más de 30 años de experiencia en Globos, y aún volando con uno de los mejores globos del mundo, las cosas pueden andar mal. El piloto, Josep Maria Lladó Costa, con una gran experiencia en vuelos transalpinos y de larga distancia, amerizó suavemente el espectacular globo sobre la superficie del Adriático, justo después de ser alcanzados por una embarcación de rescate, permitiendo así que los tres tripulantes fuesen rescatados sin peligro. El globo en cuestión era el mismo que Josep Maria había volado con éxito sobre el Aconcagua (Suramérica) el año pasado.
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"Vaya aquí un breve resumen de la historia del amerizaje en el Adriático. He creído oportuno publicar éste artículo a la vista de los numerosos rumores generados sobre el hecho y también para aquellos pilotos interesados en conocer las razones del incidente.
Despegamos con el Globos EcoMagic “Aconcagua” T-180 desde Dobbiaco (Italia), a las 11:00h con un viento previsto de 320-330º y una velocidad en altitud de cerca 50 nudos. A bordo éramos 3 tripulantes y 5 bombonas de 30 kg, siendo posible de realizar un vuelo prolongado gracias a la vela de doble capa EcoMagic .
El vuelo fue magnífico, aunque en llegar a la depresión italiana encontramos una densa capa de nubes a unos 2000 pies. Dado que habíamos consumido menos de dos bombonas, decidimos continuar, pues la dirección y velocidad del viento nos llevarían a Croacia en unos 40 minutos, según indicaba el GPS. Cuando creímos que empezábamos a sobrevolar la península de Istria (Croacia), descendimos por debajo las nubes, y nos llevamos la ingrata sorpresa de vernos en medio del mar. En mi GPS (ver fotos) Croacia no aparecía en detalle, pero la información por pantalla indicaba que estábamos descendiendo sobre tierra firme.
Imaginé que la cartografía de mi GPS no era precisa y dado que dibujaba la costa con líneas rectas, quisimos creer que estábamos a no más de media milla de la costa propiamente. De haber sido así el regreso a tierra firme era posible, pues a unos 2000 pies teníamos un suave y variable viento que nos llevaba a 150º. Por tanto decidimos ascender nuevamente, pues según mi GPS (no llevaba ningún otro a bordo con cartografía) podríamos aterrizar más al sur con solo mantener la dirección de 335º. Ésta nos dirigiría hasta 15 km tierra adentro, así que ya nos sentimos a salvo.
Recuperada la altitud consulté los vientos en altura al Control de Tráfico Aéreo para ver si podíamos virar hacia la costa de forma más rápida, pero todos tenían similar componente. Cuando descendimos de nuevo cruzando las nubes y nos vimos aún en medio del mar, sin tierra a la vista, no nos podíamos creer que el mapa se equivocase de tanta distancia. Una distancia que más tarde cifraríamos en cerca 15 millas. Después deducimos que el que en el mapa aparecía como línea de costa era en realidad ¡la frontera con las aguas internacionales!
Teníamos aún mucho gas, cerca de 70 kg, que en una vela como el Aconcagua suponen unas 4 horas de vuelo, así que en éste sentido no había problema. Avisé de inmediato a la torre de control de Zagreb de la situación de emergencia, pues todos los vientos disponibles eran demasiado paralelos a la costa como para arriesgarnos a nada. Aún eran las 14:30h, de modo que teníamos luz de día garantizada hasta la llegada de algún barco de salvamiento. Los servicios de rescate conocían continuamente nuestra posición gracias al Transponedor de bordo, que disponía de modo S.
Asimismo activé el ELT con tal de ser localizados más fácilmente, y contactamos al equipo Kon-Tiki y a nuestro coche de rescate para que apoyaran el operativo. Afortunadamente la lancha de rescate llegó en aproximadamente una hora. El viento nos arrastraba a unos 10 nudos, y la lancha era demasiado pequeña como para cargar el globo. Así pues no tuvimos más remedio que amerizar, y desde la cesta abordar directamente la lancha, permitiendo llevarnos algunos instrumentos. Desgraciadamente tuvimos que abandonar el globo allí, así que opté por desenchufar las bombonas (que contenían más de 45 kg de gas) y abrí el FDS para tumbar la vela. Dado que precisamente era la vela el que más lamentaba perder, preferí no librarla de la cesta.
© A.Magai 2011 |
Los siguientes dos días nos hicimos a la mar juntamente con el equipo Kon-Tiki a la búsqueda del globo con dos grandes pesqueros equipados con sonar, capaces de rastrear el lecho marino. La profundidad en la zona rondaba los 45 metros, de manera que creíamos posible encontrarlo durante las horas posteriores al incidente. A pesar de las emisiones del ELT y les actualizaciones de posición cada dos horas, la búsqueda fue inútil.
Afortunadamente todos quedamos a salvo, en gran parte gracias a la eficacia y profesionalidad del equipo de Salvamento Marítimo y de la Torre de control de Zagreb, que actuó de enlace. Por lo tanto, “sólo” tenemos que lamentar la pérdida del globo.
Después de tal experiencia he estudiado con detalle la mejor manera de preparar un globo si terminamos en medio del mar, y a continuación ofrezco algunas recomendaciones ante casos parecidos:
1) Colocar todos los aparatos e instrumentos a poder ser en bolsas, colgados cerca de la parte posterior del cuadro del quemador respecto a la dirección a la que nos arrastre el viento.
2) Al abandonar la barquilla, y en el supuesto que ésta no se pueda rescatar, una vez la vela reposa sobre el agua aconsejo hacer lo siguiente:
a. Preguntar al equipo de rescate por el calado (profundidad) de las aguas en aquel punto.
b. Liberad en una esquina los dos cables de la cesta, y unidlos respectivamente a la cuerda de rescate y a la cuerda de corona (una vez librada del cuadro). Si ignoráis la profundidad o bien ésta es importante, haced lo mismo pero con una bombona en lugar de los cables de la cesta.
c. Liberad los otros 3 mosquetones de la vela, de manera que quede libre.
d. Quitad el quemador (tras ser evacuados, la cesta debería de quedar cabeza arriba). Si no tenéis ocasión de llevaros el quemador con vosotros, sencillamente atadlo al suelo de la barquilla.
Lógicamente ésta es sólo una opinión, y es finalmente cada piloto quien optará por hacer lo que crea conveniente en cada momento en función de las circunstancias, pero tener estos consejos en mente puede resultar de ayuda.
Josep M. LLadó Costa."